Vivimos desde hace años en la que se puede llamar «La era del alumnio«, este metal nos rodea allá donde estemos. En industrias, materiales constructivos y vehículos pero también en usos más personales como en utensilios de cocina o cosméticos.
Estudios recientes han puesto en entredicho a este material por la relación entre su uso cosmético y casos de cáncer. Esto hace que nos planteemos si el aluminio es cancerígeno, y cómo usarlo adecuadamente o sustituirlo por un material alternativo.
¿El aluminio provoca cáncer?
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) ha evaluado la carcinogenicidad del aluminio y ha concluido que no es clasificable como carcinógeno para los seres humanos en general, aunque la exposición ocupacional a polvos de aluminio se clasifica como posiblemente carcinógena.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos (DHHS) no ha dictaminado la carcinogenicidad del aluminio en seres humanos. Aún o se ha demostrado que el aluminio produzca cáncer en animales, sin embargo, recientes estudios como el estudio de investigadores de la Fondation des Grangettes, el Centro de Oncología y Hematología Hirslanden de la Clinique des Grangettes y la Universidad de Oxford, dirigidos por los suizos André-Pascal Sappino y Stefano Mandriota demuestran que demuestran que el metal no sólo penetra en las células, sino que también provoca rápidamente la inestabilidad genómica de las mismas.
Relacionando casos de cáncer de mama con desodrantes aplicados en la axila cerca de la zona afectada por el cáncer.
Absorción del aluminio por ingestión
El aluminio puede ingresar al cuerpo humano a través de la ingesta de alimentos y agua, así como de medicamentos que contienen sales de aluminio como aditivos. Los alimentos procesados, los antiácidos y algunos productos de panadería son fuentes comunes de aluminio en la dieta. Una vez ingerido, el aluminio puede ser absorbido en el tracto gastrointestinal y posteriormente distribuido a través del torrente sanguíneo a diferentes órganos y tejidos.
Absorción por Aplicación Tópica
El aluminio también puede ser absorbido a través de la piel cuando se aplica tópicamente en productos cosméticos como antitranspirantes, lociones y cremas. Los compuestos de aluminio, como clorhidrato de aluminio y cloruro de aluminio, se utilizan comúnmente en antitranspirantes para reducir la transpiración. Aunque la absorción cutánea de aluminio puede ser limitada en comparación con la ingesta oral, aún plantea preocupaciones sobre su acumulación a largo plazo y sus posibles efectos adversos para la salud.
Evidencia sobre el Potencial Carcinogénico
La relación entre la exposición al aluminio y el cáncer ha sido objeto de estudio y controversia. Aunque algunos estudios han sugerido una posible asociación entre la exposición al aluminio y ciertos tipos de cáncer, como el cáncer de mama y el cáncer de vejiga, la evidencia científica no es concluyente.
En conclusión, si bien es posible que el aluminio se absorba a través del cuerpo humano tanto por ingestión como por aplicación tópica, la relación entre la exposición al aluminio y el cáncer sigue siendo un área de investigación en evolución. Es fundamental realizar más estudios para comprender mejor los mecanismos subyacentes y los posibles riesgos para la salud asociados con la exposición al aluminio en diferentes formas y vías de exposición.
Medidas preventivas
Como medidas preventivas y hábitos que mucha gente está llevando a cabo, podemos usar el papel de aluminio para envolver la comida por el lado opuesto al que se ha usado de siempre, es decir, la parte brillante (pulida) en contacto con el alimento y no al contrario.
Desodorantes y otros cosméticos sin alumnio.
Algunos de los cosméticos y productos de higiene corporal de venta en farmacias ya anuncian de forma destacada en su etiquetado y packaging que no contienen aluminio, en su lugar algunos desodorantes incorporan piedra de alumbre, sustancia usada históricamente como antitranspirante.
Como hemos dicho, toda precaución es poca y si hay índices de que el aluminio pueda provocar cáncer, debemos tenerlo en cuenta, ya que con pequeños cambios en nuestros hábitos de consumo podemos estar más seguros frente a esta temida enfermedad de nuestra «era del aluminio».